5 de diciembre de 2024

Los beneficios de la procrastinación

procrastinación ante un oso

Procrastinación, el poder oculto de la humanidad. Vivimos en una sociedad que juzga sin saber, que no valora la pausa, que sólo busca el hecho y no el disfrute.

El ser humano pasa cada minuto con la creencia de que todo sucede por el capricho del destino, de la aleatoriedad. Stephen W. Hawking, unas de las mentes más brillantes del siglo XX, miembro de la Real Sociedad de Londres, de la Academia Pontifica de las Ciencias y de la Academia Nacional de Estados Unidos, fue quién dijo «Dios no sólo juega a los dados: a veces los tira donde no podemos verlos».

La procrastinación es el arte de esperar el momento justo, de disfrutar el porvenir . Si Dios juega a los dados, los procrastinadores los trucan. La procrastinación, esa tendencia a posponer tareas y aplazar responsabilidades, puede parecer contraproducente, pero sorprendentemente tiene algunos beneficios.

Grandes procrastinadores de la historia

Empecemos con el mayor procrastinador de la historia, Michelangelo Buonarroti, más conocido como Miguel Ángel, creador de la mayor obra de arte jamás creada por el hombre «La Capilla Sixtina», una capilla del Palacio Apostólico de la Ciudad del Vaticano, la residencia oficial del papa, la cual tiene la bóveda más espectacular, y no fue cosa de dos días, fueron más de cuatro años los que Miguel Ángel dedicó a su obra maestra, retrasando su culminación en prosperidad de mejorar su creatividad día tras día hasta alcanzar el techo de su arte.

William Thomas Stead y el arte de la procrastinación

No sólo en el arte se queda la procrastinación, también llega al control de tu propia muerte. Y es que vamos a hablar del que para mi es el mayor procrastinador de la historia, William Thomas Stead. Quizás no lo conozcáis, pero fue un escritor y vidente que defendió la Paz Mundial, siendo candidato al Nobel de la Paz en en 1903.

William escribió en 1885 un relato que describía lo que sucedería 27 años después, el hundimiento del Titanic.

«Esto podría ocurrir y ocurrirá si los transatlánticos son lanzados al mar sin botes de salvamento».

William Thomas Stead, 1885

Y aquí llega el hecho que lo convierte en el mayor procrastinador de la historia; pudo acabar su desesperación periodística y depresión ahorcándose, con un tiro en la sien o tirándose a las vías del tranvía, pero no, decidió ejercer el don de la procrastinación, ¿cómo?, pues comprando un pasaje para el Titanic y muriendo el 15 de abril de 1912 en el Océano Atlántico, en el trágico accidente que le hizo que una persona normal y de clase media muriera rodeado de gran parte de la nobleza de la época.

Te recomendamos leer nuestro articulo sobre este gran personaje de la historia.

Beneficios

  1. Creatividad en el último minuto: La procrastinación a menudo nos empuja a trabajar bajo presión, lo que puede desencadenar un impulso creativo. Cuando nos quedamos sin tiempo, nuestro cerebro se ve obligado a generar ideas rápidas y novedosas para completar una tarea, lo que puede resultar en soluciones innovadoras y frescas.
  2. Reflexión y claridad: A veces, posponer una tarea nos brinda tiempo para reflexionar y clarificar nuestras ideas. Al alejarnos momentáneamente de la tarea, podemos tener una perspectiva más clara y encontrar nuevas formas de abordarla.
  3. Priorización eficiente: La procrastinación nos obliga a priorizar las tareas y enfocarnos en lo realmente importante. Cuando estamos presionados por el tiempo, tendemos a dejar de lado las tareas menos relevantes y nos enfocamos en las más cruciales. Esto puede ayudarnos a ser más efectivos en nuestras decisiones y a maximizar nuestro tiempo.
  4. Alivio del estrés inicial: Aunque procrastinar puede generar estrés a largo plazo, en el momento presente puede brindar un alivio temporal. Evitar una tarea estresante puede proporcionar un breve respiro y permitirnos relajarnos antes de abordarla.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que estos beneficios irónicos de la procrastinación son temporales y a corto plazo. A largo plazo, la procrastinación puede generar problemas y afectar negativamente nuestra productividad y bienestar. Es fundamental encontrar un equilibrio y utilizar estrategias para gestionar nuestro tiempo y evitar caer en hábitos procrastinadores crónicos.

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